Menorca es un destino repleto de oportunidades para hacer ejercicio, a pie, sobre ruedas, en el mar, empujado por un remo o simplemente dejando que el viento llene tu vela. Y no solo el deporte te cortará la respiración: los impresionantes paisajes de la isla también se comprometen a ello.
Si deseas algo de velocidad en tierra, tu opción es la bicicleta, una de las mejores maneras de explorar esta isla virgen y adentrarse en su interior. Con sus caminos interminables, sinuosos y atractivos, el ciclista encontrará un montón de rutas por las que perderse. Los ciclistas de montaña se sentirán atraídos por los altos y bajos del Camí de Cavalls, unos 185 kilómetros que recorren todo el litoral de la isla a través de un camino con siglos de historia. Atrévete y serpentea a través de salinas abandonadas, predios en funcionamiento, complejos turísticos, tierras de cultivo... y ten cuidado con los acantilados rocosos desde los que obtendrás las vistas más increíbles de las playas de la isla. Para los corredores de carretera, es obligatorio recomendar la subida al Toro, el punto más alto de la isla. Sus 358 metros son suficientes para ofrecer a quien corone unas vistas panorámicas, 360 grados para no perderse detalle de la isla. Y para los que prefieren un ritmo más relajado, menos exigente, pueden recorrer las tranquilas carreteras de la isla sobre asfalto, que recorren la práctica totalidad del territorio. Los corredores también pueden llegar a ver paisajes terrestres y marinos espectaculares y variados de Menorca, podrán recorrer kilómetros de playa, con los pies en remojo, senderos (como el Camí de Cavalls) y correr por el campo de la isla, sin olvidar el paso obligado por el parque natural de S’Albufera des Grau... un completo programa para refrescar y revitalizar la mente, el cuerpo y el alma.
En el mar, el kayak es otra manera de tener un contacto directo con la naturaleza. Deslizándose a través de las aguas cristalinas, los kayakistas descubrirán calas secretas y aisladas, así cómo los islotes que salpican la costa. El kayak es apto también para no iniciados, que pronto comprobarán su técnica fácil. Y cómo no podría ser de otra manera, esta es también una isla de windsurf, donde el viento hará las delicias de los practicantes de este deporte. Especialmente recomendada es la bahía de Fornells. Sin olvidarnos, claro, de la clásica navegación a vela.
Finalmente, Menorca es reconocida por sus caballos de pura raza, un animal elegante, noble, que resulta indispensable para la celebración de las celebraciones patronales en cada localidad, en un acto singular y muy llamativo, el jaleo.
Con tanto por ver y hacer, no es de extrañar que Menorca atraiga como un imán a los amantes de la actividad física y los interesados en redescubrir la naturaleza.